martes, 20 de agosto de 2013



Ni escribir algo como esto
ni hacer el pasito de Michael Jackson en el medio de la avenida
ni salir en todas las fotos con cara de ninja con  cuatro rivotriles encima
ni que cada tanto por la calle me digan “señora”
ni que cada tanto por la calle me digan “señor”
ni confesar que me sé una de Arjona de memoria.

Por mis propios miedos
hice llorar alguna vez
a la mujer que amo.

Y esa es mi mayor vergüenza.

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