martes, 18 de diciembre de 2012

Habemus libro



Cuerda floja, el libro con el formato justo para abanicarte cuando tenés calor.

Fuera del área de cobertura




Si me cruzás por la calle
es útil que sepas varias cosas.
No soy buena
para que me muestres la altura de tu enano facho
ni la inmadurez de tu pensamiento adulto
ni la mentira de tu verdad absoluta.
No te sirvo
para que le hagas espejito rebotín de queja
a la verdulera
y me digas a mí lo caro que están los zapallitos.
No me hace falta que me recuerdes
cuánto está tardando el colectivo
lo mal que anda el tren todos los días
lo inseguro de la inseguridad .
No me suma saber tu postura
pro anti
nada.
No estoy preparada
para ser la esponja residual
de tu queja no resuelta.
Prefiero que me cuentes
cuál es tu Les Luthier favorito
cómo se llamaba tu primer perro
qué sentiste cuando te diste cuenta
que el ratón Perez no existía
y la estabilidad tampoco.
Qué árbol había en la puerta de tu casa,
cuando fue la última vez que te trepaste a uno.
Para qué te tomás el colectivo
qué hay esperándote
y si de verdad vale la pena tanta queja
de correr bajo la lluvia
como si hubiera algún refugio al que llegar.


Dibujo: http://severinin.es/

martes, 27 de noviembre de 2012

Crisis es oportunidad




Que el fin del mundo nos salve
de la soja de Monsanto
de ser la oveja blanca
de los testigos de Jehová los domingos a las nueve de la mañana
de los testigos de cualquier cosa
que hablan como si fueran los protagonistas
de la enfermedad de la tele prendida de fondo
para no tocar fondo
de reproducir la escena de Tiempos Modernos
y ser autómatas yendo a un trabajo
de que no haya más canciones de Spinetta
más poemas de Cortázar
más obras de Peña.
Que el fin del mundo nos salve
de olvidarnos los cumpleaños
de olvidarnos lo importante
que no es más que vivir y dejar vivir.
Que el fin del mundo nos salve
de ver Titanic por sexta vez
un sábado a la tarde en canal trece
de leer a Bucay porque está en oferta
de ir a la verdulería y que no haya ninguna palta madura
de que todas las hamacas de la plaza estén ocupadas.
Que el fin del mundo nos resguarde
de todo lo que nos guardamos,
de subir al colectivo y ser el único que va parado
de posponer la felicidad como si fuera la alarma del despertador.
Que vengan los mayas, los aztecas, los incas
los griegos , los piratas, las sirenas
y que nos salven
de los que creen que todo es abstracto
de los que creen que todo es concreto
de los paraísos
de los cuerdos
de los impermeables
de los metrosexuales
de las metrosexuales
de los que creen que la femineidad
se mide en centímetros de taco.
Que venga el apocalipsis
y nos ponga contra un gran espejo
solitos con nuestra alma
hasta entender que el fin del mundo
está adentro nuestro
y no es más que ese amigo invisible
que se transforma en lo que nosotros queramos que sea.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El único remedio es no tener cura





Pero un día te levantás y te das cuenta de que el árbol es tan grande, que no podés ver el bosque.
Al principio te desesperás, por las claras limitaciones que esto provoca.
Te ametrallás a preguntas del estilo : ¿Qué hay después del árbol? ¿Qué constelaciones de ramas me estoy perdiendo? ¿Cómo consigo un lago donde hacer agua o pinos que me den descanso?
Te cae la ficha, como unl venenito en la cabeza: Sabés que la única opción es mirar fijo y agudo el árbol.
En el bosque pierde identidad y se funde y confunde entre tanto verde. Ahora toca lo otro, reconocer cada una de sus formas, saberlo jacarandá un día, cactus al día siguiente, paraíso al otro día y así sucesivamente en un sin fin de formas mutantes.
El árbol no te deja ver el bosque y por algo está el árbol ahí y vos ahí parado tan enfrente haciendo un zoom inevitable.
Sabés que el bosque existe, que viene después pero que ahora no está y pensarlo ahora es tan inútil como pensar en Papa Noel a mediados de agosto.
Ahora estás vos y él en pleno combate de amorío, cara a rama, cuerpo a tronco.
Ese árbol también es el bosque entero.
Lo abarcás de todas las maneras posibles.
Te armás la casita que te prometiste cuando eras chico, le colgás una rueda para hamacar por un rato la pena de creerte perdido, le tallás ese nombre que repetís hasta en sueños , lo mirás fijo y mientras, el zoom que no para.
Te da miedo y te metés por el huequito que ves entrar a las hormigas para esconderte hasta que te cansás de la oscuridad y te trepás a la rama más alta a ver el atardecer que es casi lo único en lo que crees.
Te derretís al sol, elegís ser del estado más líquido posible para filtrarte por las raíces , donde sabés que confluye el bosque y tenés la humedad para no deshidratarte.
Te fundís con el árbol hasta desintegrarte, no distinguís hasta dónde te crecieron los brazos de tanto cavar.
Por fin estás del otro lado , y al rato del descanso ves aparecer una fila interminable, sabés que viene otro árbol y otro y otro, pero que focalizar en cada uno es la única manera de ampliar el horizonte.

lunes, 8 de octubre de 2012

Mecanismo lunar




De chiquito te dijeron que no te gustaba mojarte, que tenías que usar paraguas, porque si te mojás la ropa pesa más, y llegar y colgar todo, y las zapatillas que no se terminan de secar nunca además andar con el pelo mojado y el frío y que después parecés un infeliz.
Así que entendiste que no te tenía gustar mojarte y el paraguas se convirtió en un elemento imprescindible de tu v
ida.
Tanto que siempre tenés a tu mamá/papá/responsable y/o tutor a cargo que te grita cuando estás por abrir la puerta para ir a jugar: “ no te olvides el paraguas”.
Un día llueve y tenés el paraguas encima. Llegás a la estación y ya lo tenés tan incorporado como si fuera una extensión de tu brazo, que ni siquiera percibís que está el techito del andén y que no necesitás cubrirte de nada, porque hay el oxigeno suficiente para que respires sin que la lluvia te invada y te convierta en pez, porque un poco de miedo te da eso: las branquias no quedan bien y no sabés si te combinan con la ropa.
Pero vos no lo notás, no notás el techito, no notás que ya no hay por qué defenderse de la lluvia que tan fiel a la ley de gravedad cae insistentemente sobre la vida de todos.
Y así pasa el tiempo, y vos en el andén y hasta a veces te tomás el mismísimo tren con el paraguas, porque ya no sabés bien si está abierto o cerrado, eso en los casos en los que más atención pongas, porque a veces ya ni siquiera sabés si tenés el paraguas o no.
Un buen día (que vos en principio, creías que no era tan bueno) te roban el paraguas, te queda toda una jornada andando por la calle, por eso rogás a cada paso, que no se largue a llover, y soplás despacito sin que nadie lo note (porque otro miedo que tenés además del de convertirte en pez, es que la gente piense que estás loco) y le prometés ofrendas y caminatas a Lujan al dios del tiempo.
Pero el cielo no te hace caso y se llueve todo y parece que lloviera peor (o mejor) que nunca, el agua dañando cada micropartícula de la ciudad, porque de tanto que te defendiste de la lluvia toda la vida, pensás que la lluvia no baña, daña.
Te mojás, todo te mojás, diez segundos y la película seca que contabas antes no la podés contar más, tu invulnerabilidad se permeabilizó.
Los primeros cinco minutos estás molesto por la sensación rara, eso que vos no elegiste y te cayó del cielo, como maldición.
Pero hay un momento en que algo (puede ser esa parejita que viste caminando de la mano riéndose, o la nena que saltaba feliz de charco o en charco, o el recuerdo de tu perro metiéndose al mar) giró el picaporte y decidiste entrar en la lluvia, entregarte a estar empapado.
Y comprobaste por vos mismo, que no estaba tan mal mojarse, que si aplaudías debajo de la lluvia, las gotitas salpicaban de tus manos y si agitabas las ramas de los árboles tenías una nube personalizada.
Que no estaba nada mal convertirse en pez, y andar boqueando entre la coreografía uniforme de paraguas-escudo, y que las branquias combinaban, porque las branquias siempre combinan.
Que cuando te dejaste de defender de lo que cayó del cielo como maldición, se transformó en bendición.
Ese día lo supiste,desde ese momento la industria de los paraguas iba a contar con un cliente menos.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Tratamiento de esperanzas



“Yo también fui una pera blandita  golpeándose y machucándose en una bolsa de frutas duras  a la salida de la verdulería y a mí me hubiera gustado que una mano me sacara de ahí y me llevara con cuidado por el camino”
Me decías eso mientras caminábamos por Rosetti y le hacías una cunita a la pera.
Ahí entendí como se ejercía minuciosamente el pacto de -amar cuidar- que una vez dibujamos en el viento. Que el amor no es sólo globo en el aire, sino también, pies en el suelo, es que se elija lo real y que parezca de película, es la paradoja del dos en uno
sin dejar de ser uno shampoo y el otro crema enjuague.
Es mano en cunita  para pera machucada.
Es todo lo que nos costó estar en esa bolsa. Es construir  desde los escombros de los efímeros castillos de arena, monoambientes que, aunque sean chiquitos como una nuez,
estén en tierra firme.
Yo también fui esa pera, te digo mientras llegamos a la puerta y saco con una sola mano la llave del  bolso, porque con la otra me aferro a vos que sos mucho más casa.

lunes, 20 de agosto de 2012

Síntomas




A Bego.

Inestabilidad en las piernas.
Ataques de narcisismo 
por escuchar tu nombre en su voz,
por ver tus ojos cuando ella se refleja ahí.
Le das la razón a Einstein y su teoría de la relatividad del tiempo
cuando seis horas parecen seis minutos
y una semana, un mes de vacaciones.
Tus amigas te dicen que estás más mística que nunca.
Te encontrás por la calle cantando
"me sube la bilirrubina" de Juan Luis Guerra.
Si ella está ahí
los bizcochitos azucarados 
te parecen más azucarados,
los juegos de mesa que antes te aburrían
ahora te divierten,
te tomás los primeros mates fuertes
porque sabés que a ella le gustan los lavados.
Cuestionás las ciencias pensando
que el sol no sale más por el este
sino por su pecho
y que el infinito cabe en sus ojos.
La vida se vuelve un pase de magia
en el que el abracadabra sólo funciona si es a dos voces.
No podés escribir otras cosas que no sean cursis como ésta
y no te importa ser cursi.

No, no estoy perdidamente enamorada de ella.
Estoy encontradamente enamorada de ella.

domingo, 15 de julio de 2012

Efectos residuales



Y al final de todo, darse cuenta que con las relaciones pasa lo mismo que con los fósforos, en un principio lo que las enciende es la chispa,  pero después cuando la magia está gastada, se trata de seguir haciendo fuego con la parte de la maderita que  queda, con claros riesgos de quemarse los dedos y  de que el fuego nunca termine de prender.

lunes, 9 de julio de 2012

Puertos


Decirle pascualina




a todo lo que no tiene nombre.

A querer comerte un chocolate a las tres de la mañana
con  un insomnio que más que estar despierta  es estar desierta,
a los ojos rojos y chiquitos que achinan los fantasmas,
a la huerta que nunca vas a tener, porque todo se te marchita
inclusive los fantasmas.
Decirle pascualina a estar  sola y mal  acompañada,
al silencio que hacemos cuando la guerra  planta bandera en tu boca.
Decirle Pascualina a que se te muera la abuela
y te salga un "tendría que haberla visitado  más seguido"
Decirle Pascualina a escuchar la perversión de sus manos en otros libros
a que todo lo que vos querés, exista siempre en  un talle menos
a que te guste sólo lo que ya tiene su par
a las lunas vacías 
a los colectivos fuera de servicio.
Decirle pascualina
a que empiecen a dar vuelta las  sillas  del bar en  el que estás
a que pienses que tendrías que haberte comprado
la  otra campera que te ofrecía la vendedora, no la que te compraste.
A que te falten diez centavos para el viaje  
a todo  el tiempo que sobra después de un chau.
Decirle Pascualina aunque sea
como una forma de apego
esos días en que no creemos en el zen, ni en el sol
ni siquiera en nuestra propia historia.
Aferrarse a algo,
aunque sea a un nombre
para no resbalarse
cuando la vida va  en pendiente hacia abajo.

sábado, 23 de junio de 2012

Bajo cero





Las palabras saliendo de tu boca estufa
convirtiéndose en mis oidos en bolitas de nieve.
La leña que no me alcanza.
La soga anudada.
El puente roto.
Las estalactitas de lo que fuimos
amenazándome desde  el techo.
La magia tiritando pálida.
El avión estrellado y humeante.
Vos pidiéndome que te dibuje un cordero
pero el viento tan frío 
que la mano se me quiebra
sólo de intentar garabatearlo en el aire.



Foto: Jazmín Bretón

miércoles, 20 de junio de 2012

Turismo de vos



Entonces es un correr por Avenida de Mayo alejándonos de la horda de vanidad, un caminar por caminar, un caminar de barriletes y telescopios de  chocolate , una nube acurrucada en tu hombro haciéndose lluvia en mis manos, el centro de Buenos Aires pareciendo la última sucursal de la felicidad, el vino de tu abrazo,  tu cintura un altar en donde adoramos a las ganas, mi curiosidad de cómo hay un resto de cielo que sobrevive sin tu piel, un libro inédito en tus ojos, tus gestos retardando el otoño, la piedrita llegando al cielo, los versos que sólo se leen de tu mano, los muchachos del camión pidiendo un beso, la puerta giratoria de siempre, el miedo como una chaquetita gris que abriga el presente, un sillón rojo en donde dormimos la pena a risas, un 152 transportando una valija retenida por otro alguna vez en la aduana, un túnel regalándonos un eclipse en plena noche, la promesa de un pájaro, de un viaje, de dos, la vuelta a la calle y tus pasos como un saltar de cabritos haciendo inexistente la distancia a la luna.
Lo que quise decir fue tu nombre, que es como decir todo la parte del mundo que quiero tocar.

Mosquito por un día





En el comedor, un estribillo juega a las escondidas con un cantautor mientras, en su cuarto, Jazmín le grita “pica” a unos miedos.
A la vuelta de la esquina, a Paz la detienen por portación de nombre.
Un globo se suelta de la mano de Lautaro y cae en el funeral de un dictador.
Unos metros más arriba, en el aire, un pájaro entra en la turbina de un avión.
doscientos pasajeros resultan ilesos. Un pájaro, no.  
En tierra, una azafata le indica la salida de emergencia a alguien que no puede volar.
Una mujer arranca una margarita, dejando sin comida a una abeja.
La margarita se venga, le contesta  siempre “ nada”
Un panqueque hace caso omiso de la ley de gravedad y se adhiere del cielo raso un rato largo ; un ángel no puede y cae impávido a la tierra. Le ponen de nombre Rocío.
Una pareja se empeña en escribirse el destino, pero uno de los dos no entiende la letra.
Un tipo decide no tomar más café, pensando que así se va a pasar la frustración que siente por lo que le pronosticaron en la  lectura de la borra.
En algún museo lejano, la mona lisa se deprime, hubiera preferido mucho más ser  a cuadritos.
Un poco más acá, alguien que por exceso de abrigo no puede ser parte del aire, termina un texto de  doscientos treinta y nueve  palabras.

domingo, 20 de mayo de 2012

Ahora está de moda tomarse la temperatura en frigorías




Y a mí
que ni los tibios
ni los grises
ni los bronces
ni los bronceados
ni los insípidos
ni los ignífugos
ni las cuatro capas de maquillaje
ni los cinco litros de perfume
ni los logos
ni el reojo
ni los antifaces
ni los disfraces
ni la moda
ni la modernidad
ni los vientos moderados
ni lo que está a mano
ni lo que conviene
ni lo que combina
ni las palmaditas en los abrazos
ni los brazos palmados
A mí
el rojo
el volumen alto
las ventanas abiertas
el muerto fuera del placard.
A mí
lo que hacen las manos,
lo que hace el sol
lo que hace la fiebre.

Yo podré ser una loca desquiciada
pero lo que nunca van a poder decir
es que yo no soy una loca desquiciada.

martes, 8 de mayo de 2012

El globo rojo




Se suelta de mi mano
esquiva un barrilete
y sube
hasta la nube que tiene la forma de tus ojos.
La toca
una
dos
tres veces.
La nube le abre, el globo entra.
Se enamoran.

Al rato a vos y a mí
en pleno parque
nos llueve todo el amor.

Dibujo:  Cronopio de Sofía Clop.

Lo mismo pero otra vez




“Locura es hacer lo mismo una y otra vez
esperando obtener resultados diferentes”
(Albert Einstein)

El problema es ortopédico.
La suela del zapato
se amolda a la forma de la piedra
con la que tropezamos una vez
y entonces volvemos a tropezar
muchas veces más.
Ni siquiera en la tercera nos damos por vencidos.
La piedra es la misma,
la vemos de lejos
le sabemos la forma
los recortes
los excesos
pero no, no alcanza.
Le sabemos la textura
ya probamos cómo duele
y no, tampoco alcanza.
Los zapatos se vuelven demasiado costumbristas.

Buscamos zapatero capaz de modificar la horma
pero el hábito es demasiado duro
y el pobre no da pie.
Y aunque un tropezón no es caída
de tanto trastabillar
andamos con fracturas expuestas por todos lados.
Será cuestión de andar descalzos
porque es preferible
clavarse una espinita cada tanto
a la rigidez de la misma piedra
para toda la vida.

lunes, 16 de abril de 2012

Fiu fiuu


 

Para cuando no te sale silbar por la calle.

Si Adán y Eva hubieran sabido que después venías vos, mordían la manzana mucho antes.

    
¿No te da vergüenza ser tan luminosa con la crisis energética que hay?

   
Quién fuera escritor árabe para escribirte las mil y una noches 

   
Yo que vos me hago asesorar jurídicamente porque debe ser ilegal ser tan linda.

   
Voy a hacer una junta de firmas para que la Unesco te declare la octava maravilla del mundo.  

   
Fijate de hacerte ver en Edenor porque cada vez que pasás cerca  me dan 1.200 millones de voltios.  

   
Lo último que me acuerdo de antes de conocerte es que le estaba pidiendo los tres deseos al genio de la lámpara.

   
Si Walt Disney te llega  a ver a vos se descongela en un minuto.

   
Voy a  rehacer  la cadena alimenticia para que vos seas mi especie depredadora

    
Jesús te ama . Pero yo mucho más  (y además vivo más cerca)



Para mi que vos naciste del choque  entre un pájaro y una estrella.



El atardecer se parece bastante a cuando sonreís.


Rehabilitación

A mis hermanos, por darme la vida.



“No soltamos el  puñal porque amamos la herida”
(Emlily Dickinson)

Ya tuvimos
toda la parte del otoño
el perro blanco, el perro negro
el perro gris
el amor blanco, el amor negro
el amor gris nunca
ya tuvimos de árbol genealógico
un sauce llorón
ya tuvimos que alquilar
nuestra historia
en el sector drama del video club
ya tuvimos de trinchera
el frente de guerra
ya tuvimos estacionado
el coche fúnebre en la puerta de casa
ya tuvimos el espejo quebrado
y toda una agenda que no sirvió para nada
ya tuvimos a Penélope tejiéndonos pulóveres
en pleno verano
ya tuvimos que pagar los platos rotos
sin tener cultura griega
ya tuvimos
que reencarnar en montacargas.
Ya nos pusimos el traje de heridos
de Sabina
ya dejamos en repeat
todas las cancioncitas  de cuna de la muerte.
Y ya  no puedo cargarte  más Emily Dickinson,
la mano no tiene más fuerza .
Es hora de elegir un pedazo de campo,
enterrar el puñal,
liberar la palma
y hacer espacio nuevo
para empezar a tocar
la mitad del vaso lleno.


 Imagen:  Troche.  http://portroche.blogspot.com.ar/

jueves, 5 de abril de 2012

La revolución de las especies *



Hizo el Big Bang a la mujer y vio que era buena.

Emergió del polvo, de una roca, de lo primitivo, de la promesa de ser el mayor conjunto de las especies ya existentes y de las aún no creadas

En el camino de levantar vuelo tuvo que enfrentarse a las demás especies que se revelaban, que no entendían, que impedían, que juzgaban su fuerza creadora y versátil, su mundo tan lleno de munditos.
En alguna curva de la promesa y cansada de la lucha, ella tuvo que quebrarse las alas, tropezar con la luna, llenarse de manchas, parir el mandato, negar el instinto y sufrir la pasividad de ponerse lo establecido

pero su naturaleza fue más fuerte y enseguida sintió lo chico y lo incómodo que todo eso le quedaba.

Entonces se probó todos los mundos, se cambió todos los vestidos,
se vistió 
de Hada
de Bruja
de Caperucita
de Loba
de Perra
de Principita
de Maga
de Mujer Maravilla
de Alicia
de Gata
de Espejo
de Ave Fénix
de Tigresa

hasta que quedó desnuda
y entonces supo
que revolución y amor
son sinónimos de una misma acción

y fue madre de su propio universo,
y parió
con lo dulce y lo salado que es el llanto del dolor de todo lo que ya no es
y la felicidad de lo que será.

Hizo la mujer el Big Bang y vio que era mucho mejor.

*Texto que acompañó la muestra de la ilustradora Sandra Becchia "Mujer y Memoria"

lunes, 12 de marzo de 2012

Mientras tanto

“Yo te quería como se aman las semillas invisibles de las cosas,
 y te esperaba como si existieras” (Fabiana Posse)

  
Ordenar nuestras cositas, y hacer una y otra vez la vieja tarea de sacarle el polvo a los cuadernos  y a los portarretratos.
Dibujar la rutina que era toda nuestra, y por eso dejaba de ser rutina.
Yo besaba todos tus huecos y tus penas a la hora del café con leche.
Vos desvestías despacito mis santos, mis certezas , mis religiones incuestionables y les dejabas toda la ropa tirada por el piso.
Era puro acto suicida, altruista, dar la vida por nuestra causa, por nuestro cauce, derribar todas las tapias y sentir  que dos podían ser el mundo entero.
Creer que lo que esperaba, por fin existía.
Atracarnos con todo el alfabeto. Desobedecer la sintaxis de la rigidez.
Desandar, atropellar toda la historia. Amar las constelaciones, las hojas, los vientos, las palabras tachadas, los deseos que conjuraron para que vos y yo coincidiéramos, reincidiéramos.
Tocar lo nuestro como si fuera real.
Esperarte.
Y mientras tanto,  caber en toda canción de amor, en todo poema , en toda cosa linda, en cada luna, en tu repisa de colecciones preciadas, en las fotos de los atardeceres, en las películas con música de jazz de fondo.
Y mientras tanto , traerte todos los pedacitos de felpa que encontraba, guirnaldas de colores, partecitas suaves de cosas, de alfajores de hojaldre, de casitas de árboles.
Y acostarme en tu esquina, perderme en el filo de tu voz , en tus te quiero que pesaban más que los recortes de mi realidad.
Y amarte entera, desde la A hasta la Z, desde el margen hasta el punto, desde lo que vos eras, hasta lo que yo era con lo que vos eras.
Y cuidar todo el tiempo la llave que me diste .
Y tarde darme cuenta lo absurdo del monólogo y que la cerradura, en verdad nunca existió.

viernes, 9 de marzo de 2012

Apología


Si me vas a mentir,
mentime de verdad.
Gritame la mentira en la cara
y ponele cáscaras de banana a mis refutaciones
que resbalen hasta desintegrarse.
Lloveme  mentiras
desacreditá la lógica
matá a Platón, a Sócrates
a todos los griegos,
abolí pensamiento científico.
Mentime hasta que yo me lo crea,
que soy difícil
hasta para creer  verdades
Mentime de noche
elegite la estrella más brillante
y ponela a declarar a tu favor.
Mentime un martes 13
pasándome la sal en la  mano
abajo de una escalera.
Cantame la mentira
hacela tango ,bolero
y pegame el estribillo
Endiosala,
hacete su pastor,
instaurame la fe.
Mentime , que es más fácil
que yo no,
que vos tampoco.
Hacemelo creer.
Revertime el cuento del zorro y las uvas,
el de pinocho,
el del espejismo en el desierto.
Mentime
que si me decís la verdad
implicaría mucha muerte
y la parca está cansada,
y yo también
y vos tampoco.

domingo, 19 de febrero de 2012

Plutón es un planeta

Platón es un problema.
La tristeza es por default.
La felicidad hay que reafirmarla cada tanto.
Todos los caminos conducen
a que no hay ningún camino.
Los años vienen solos
los daños no.
Lo que se deja atrás
de vez en cuando nos pisa los talones.
Los saltos al vacío no le caen bien a nadie.
El olvido no existe,
son los padres.
Los casi son la peor adicción de  la frustración.
Los hábitos tranquilizan.
La sugestión hace estragos.
Los números impares no conforman.
La realidad no es un buen lugar
ni para pasar unas vacaciones
Salva tener en claro que
lo que mata es la esperanza
y lo último que se pierde es la humedad.

viernes, 27 de enero de 2012

Constelación


                                                                                    A Laura, siempre.     






El calor se calma,
la plaza se viste de árboles
y yo recostada en un banco
veo planear la florcita de un Jacarandá
y una plumita cayendo del cielo.
Lo que van haciendo en el aire
es el dibujo
de todo lo que nos quisimos.
Dan unos giros
y en un segundo se miran para siempre.
Después
quedan sobre el pasto,
esperando,
porque saben que cualquier vientito
las va a remontar al vuelo otra vez.

jueves, 19 de enero de 2012

No te convengo,
en serio.
En los gráficos de torta siempre entro en la porción de
“no sabe no contesta”
Uso una remera de Bob Marley
y ni siquiera me gusta Bob Marley
ni los helados de chocolate.
El tío dice que soy hipipie,
papá dice que soy  zurdita,
el terapeuta dice que estoy obturada.
Freud dice que evado la realidad
siendo irónica.
Claro que no te convengo.
Tomo sopa hasta en verano,
no sé el nombre de ninguna constelación
siempre le encuentro formas a las nubes
que nadie forma,
siempre le encuentro parecidos a la gente
que a nadie le parece.
Ni un poquito te convengo.
No tomo  los dos litros de agua por día,
nunca gané una rifa
ni encuentro nada tirado en la calle.
Soy intolerante, mal humorada
se me marchitan todas las plantitas
y ya tengo tres novias reservadas para la próxima vida.
Me dan tristeza los payasos
las jaulitas
las estaciones de tren
las goteras
y todo lo que cae despacito.
Me duermo en la mitad de las películas.
Y además, estoy enamorada de otra,
siempre estoy enamorada de otra.